Diego Cancino, recientemente designado como presidente de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), se enfrenta a una denuncia de acoso sexual presentada por Viviana Vargas Ávila, asesora del Ministerio del Interior. La controversia ha irrumpido en el ámbito político colombiano, exponiendo una serie de eventos que han puesto en tela de juicio la integridad y el comportamiento del nuevo funcionario.

El Encuentro y la Denuncia

La historia comienza el 9 de octubre de 2024, cuando Vargas Ávila, de 31 años, buscó a Cancino para discutir oportunidades laborales, especialmente considerando que su contrato con el Ministerio estaba próximo a finalizar. Conocidos desde la época en que Cancino era concejal de Bogotá, la relación profesional entre ambos se reavivó en el Ministerio del Interior, donde Cancino fungía como viceministro.

Sin embargo, lo que inició como una reunión profesional tomó un giro inesperado. Según la denuncia de Vargas Ávila, durante un encuentro en el apartamento de Cancino, este último intentó besarla y la tocó sin consentimiento. La joven relata que Cancino intentó abrazarla por la espalda y le tocó los senos en repetidas ocasiones, a pesar de sus intentos por establecer límites claros.

Las Pruebas y la Reacción de Cancino

A pesar de la gravedad de los hechos, lo que ha añadido más peso a la denuncia son las conversaciones posteriores entre Vargas Ávila y Cancino. En mensajes de texto, Cancino admite su comportamiento inapropiado y se disculpa, aunque continua intentando comunicarse con Vargas Ávila, incluso después de su nombramiento en la SAE. «Perdóname por favor. Te mando un abrazo,» escribió Cancino, intentando reconciliarse.

A pesar de las excusas, la persistencia de Cancino en mantener comunicación y su intento de restar importancia a sus acciones han sido criticados. La denuncia ha sido presentada ante la Fiscalía General de la Nación, específicamente a la Unidad de Delitos Sexuales, y actualmente se encuentra bajo investigación.

Reacciones y Consecuencias

El caso ha generado un revuelo significativo, no solo por la denuncia en sí, sino por las implicaciones de tener a un funcionario en una posición de poder involucrado en un escándalo de tal magnitud. La comunidad, especialmente defensores de derechos humanos y grupos de mujeres, están de alerta, exigiendo una investigación exhaustiva y medidas contra Cancino si se confirma la acusación.

La denuncia contra Diego Cancino por acoso sexual es un recordatorio del desafío constante de erradicar tales comportamientos, incluso en esferas de poder. La reacción y manejo de este caso por parte de las autoridades serán cruciales, no solo para la justicia en este particular incidente, sino también para el mensaje que se envía respecto a la tolerancia hacia el acoso en cualquier nivel de la sociedad colombiana.