La producción de alimentos demanda el 70% del agua dulce que se extrae en el mundo y genera al menos el 30% de los gases efecto invernadero del mundo.

Una población creciente, sin duda genera un importante impacto sobre los flujos de materia y energía del planeta. La manera como nos alimentamos se relaciona al menos con siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y afecta a los 9 límites planetarios que han sido establecidos por la ciencia, convirtiéndose en un tema medular para la sostenibilidad.

Camilo Prieto, profesor de posgrado de cambio climático y salud ambiental de la Universidad Javeriana Instituto Latinoamericano de Liderazgo en asuntos ambientales y de salud en su más reciente libro Nutrición Sostenible, Las bases científicas de la relación entre la comida, el ambiente y la energía, señala que “En medio de la crisis ambiental global que experimentamos, una parte de la población humana muere por exceso de calorías, en cuanto otra lo hace por hambre. La energía que proviene de los alimentos se distribuye en el planeta de manera inequitativa, poco eficiente, con alto impacto ambiental y, por supuesto, con riesgos para la salud humana”.

Satisfacer la demanda calórica, los gustos y las preferencias humanas requiere de un flujo de energía constante. Este flujo ha variado a lo largo de la historia de nuestra especie, también lo ha hecho la eficiencia energética relacionada con las cadenas productivas de alimentos. Según los cálculos demográficos, se espera que, para el año 2050, la población del planeta tenga un crecimiento de 7700 millones a 9700, aproximadamente, lo cual implica un aumento de la demanda calórica y de recursos energéticos necesarios para alimentar a los nuevos habitantes.

Dentro de la investigación en su libro, Prieto toca temas relevantes frente a la importancia de los objetivos de desarrollo sostenible, la implicación de uso del agua, ganadería, pesca en aguas abiertas, alternativas ganaderas sostenibles, alternativas dietarías como sustitutos de los productos cárnicos. Ello en el marco de relación sostenible entre los alimentos, ambiente y la energía.

A escala planetaria la actividad ganadera demanda el 77 % de la tierra usada para la agricultura, de la cual la humanidad obtiene solo el 18 % de las calorías de la dieta, y esto ocurre porque la ganadería bovina es, en su inmensa mayoría, extensiva y esta actividad se encuentra asociada a múltiples focos de deforestación en los bosques tropicales.

Algunos datos a destacar

  • La existencia de alternativas ganaderas sostenibles, particularmente los sistemas silvopastoriles intensivos con lo cual si Colombia migrara, hipotéticamente, toda su ganadería a dicha técnica, se podrían liberar más de 30 millones de hectáreas para actividades agrícolas y forestales.
  • La  pesca en aguas abiertas es la única actividad industrial que explota la extracción de fauna silvestre de manera sistemática e insostenible
  • En los últimos 50 años la sobrexplotación pesquera ha llevado a que la población de tiburones y rayas marinas se haya reducido un 71%.
  • Dentro de la producción pesquera las estrategias con mayor grado de sostenibilidad son: la acuicultura continental, tanto de animales marinos y de agua dulce, y  la pesca artesanal.

En el libro se presenta evidencia del impacto ambiental de la producción de alimentos, y se verificó cómo los flujos de materia y energía se relacionan con emisiones de GEI y con el uso del suelo. Esta discusión es pertinente a la hora de pensar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible frente al enorme desafío de incrementar entre un 50% a 70 % la producción de alimentos a 2050.