Madrid, 20 feb (EFE).- El Museo Reina Sofía rinde homenaje a Antoni Tàpies, uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, con una grande y compleja exposición que reúne más de 200 obras, que ponen en valor la vigencia y relevancia del artista catalán.
«Antoni Tàpies. La práctica del arte» (1923-2012) conmemora los cien años del nacimiento del artista. La muestra recala en Madrid desde hoy, 21 de febrero, hasta el 24 de junio, tras exponerse en el Bozar de Bruselas.
Este verano viajará a la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona, pero es en Madrid donde, por las dimensiones del espacio, tiene su versión más grande y completa.
El Tàpies más monumental
El museo madrileño ha permitido reunir las obras más grandes e importantes del prolífico artista, que llegó a crear cerca de 9.000 obras a lo largo de su carrera (1943-2012). La muestra está organizada por el museo madrileño y la Fundación Tàpies.
«Tàpies es una figura monumental, enorme (…) que ahora tiene todo el sentido o más que en su época», ha explicado el comisario Manuel Borja-Villel, exdirector de ambas instituciones organizadoras y uno de los expertos nacionales en la obra del pintor.
«Hay muchas maneras de definir a Tàpies, cada día tiene algo nuevo que decirnos, pero creo que es en su conversación sobre la vida y la muerte, la que estremece todo lo demás: el amor, la poesía o la política», ha explicado Inma Prieto, directora de la Fundación Tàpies.
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Del surrealismo al informalismo
«Antoni Tàpies. La práctica del arte» revisa toda la trayectoria del artista catalán, desde sus orígenes marcados por la herencia de las vanguardias históricas, a su experimentación con la materia, su reconocimiento internacional, su compromiso político antifranquista y sus últimos años, marcados por la temática de la muerte y la enfermedad.
Asociado a la abstracción y al informalismo de posguerra por sus rasgos expresionistas, hoy Manuel Borja-Villel, que le conoció personalmente, ha recordado que «se enfadaba» cuando le preguntaban si era figurativo o abstracto: «Él era las dos cosas a la vez».
Las primeras salas exponen su producción más joven, marcada por una enfermedad que le hizo permanecer convaleciente en 1942 y 1943 y en los que descubrió la pintura de manera totalmente autodidacta.
Años después sería uno de los fundadores del grupo de vanguardia Dau al Set. Pero es en 1953 cuando experimenta un punto de inflexión y comienza a incorporar texturas densas a sus pinturas.
Estas pinturas matéricas dan a Tàpies madurez artística y también proyección internacional. Participa en la Bienal de Venecia en varias ediciones, en la documenta III de Kassel y con solo 38 años el Museo Guggenheim de Nueva York le dedica una importante antológica.
Grande también fuera de España
El museo neoyorquino y colecciones de todo el mundo han prestado obras de Tàpies para esta exposición. La muestra ocupa tres cuartas partes de la plata cuarta del museo.
«Reunir todas estas obras magnificas de la obra de mi padre, conseguirá que nuevas generaciones y otras que conocían parcialmente su obra, puedan reencontrarse con él», ha dicho su hijo, Antoni Tàpies i Barba, que presta varios cuadros y objetos poco conocidos como sus cuadernos.
La exposición dedica varias salas a facetas menos conocidas del su trabajo del catalán con papel y cartón. La serie de dibujos ‘Teresa’ (1966), dedicada a su mujer, revela un Tàpies más íntimo, el mismo que en esa época estaba haciendo alguna de las piezas más monumentales de su carrera.
«Es una exposición que no se puede fotografiar. Lo siento, ‘instagramers’, hay una serie de matices que exigen la presencia en la sala»; ha dicho Manuel Borja-Villel, en referencia a esta relación de unas obras con otras.
«Tàpies es una figura monumental, enorme -ha dicho Borja-Villel-, espero que se refleje en esa exposición»
Política y últimos años
Una sala está dedicada al compromiso político del artista catalán, que se negó a participar en exposiciones organizadas por el régimen franquista.
En ella se puede ver ‘A la memoria de Salvador Puig Antich’ (1974) o ‘7 de noviembre’, en referencia a la Asamblea de Cataluña celebrada en esa fecha y que supuso una primera plataforma de oposición democrática a la dictadura de Franco.
La muestra deja entrever la producción de las dos últimas décadas del artista, impregnado por cierto sentimiento de melancolía. Su obra ya solo estará marcada por referencias a la enfermedad, la muerte y el dolor.
«Cuando un artista muere, durante un periodo entra en un túnel oscuro. Esta es la exposición más completa de la obra de mi padre y posibilitará que su trabajo sea revisitado, valorado y puesto en el lugar que se merece, ha dicho su hijo. EFE