En la ganadería, cuando los animales envejecen y dejan de ser productivos suelen ser sacrificados, pero la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) establece un precedente que defiende un final digno para ejemplares como Campeón, un toro blanco orejinegro –una de las razas más grandes del país– que apoyó labores de docencia y reproducción asistida. Su raza es fundamental porque está adaptada al trópico y es resistente a enfermedades. El proceso jurídico que adelanta la UNAL Sede Medellín serviría como referente para otras universidades públicas.

Campeón nació el 30 de octubre de 2008 y a los 30 meses de edad fue trasladado desde la Hacienda Vegas de la Clara, propiedad de la Universidad de Antioquia, a la Estación Agraria San Pablo de la UNAL Sede Medellín, ubicada en el municipio de Rionegro, Antioquia.

Campeón tiene una altura de alzada de 1.42 metros, de largo mide 2.50 metros y pesa alrededor de 1.000 kg, por lo que es uno de los toros de esta raza más robusto de Colombia, por lo que ha generado interés no solo entre los estudiantes sino también entre los productores agropecuarios y ganaderos.

Ahora bien, pese a ser importantes y llamativos, el destino que suelen tener estos toros reproductores en las centrales es el sacrificio. “Sin embargo para Campeón pensamos en una alternativa, teniendo en cuenta que es un animal excepcional y que desde la Universidad propendemos por el bienestar animal, un objetivo que se perfecciona de a pocos con iniciativas como estas”.

Sin precedentes, un reto jurídico

Campeón será trasladado al Santuario Animal Namigni, en La Calera (Cundinamarca), tras haber evaluado y confirmado las condiciones y el modelo de bienestar que manejan allí.

Aunque este proceso tardó un poco más de 2 años, finalmente se logró el aval de la Oficina Jurídica de la UNAL Sede Medellín, gracias al acompañamiento de la doctora Patricia Arroyave, del profesor Guillermo Vásquez Velásquez, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias, y de la docente Sandra Clemencia Pardo vicedecana de Investigación y Extensión.

El trámite fue complejo porque normalmente este tipo de animales, contablemente denominados “semovientes”, se consideran como un bien más de la Universidad, que por ser una institución pública tiene restricciones legales para donarlos o cederlos.

“Digamos que se trata no solo de un cambio de mentalidad sino de paradigma, en el que entendemos que es un ser vivo que merece terminar su existencia de forma digna”, apunta el profesor Restrepo.

Se espera que el caso de Campeón sea un referente en el país, especialmente entre instituciones de educación superior públicas como la UNAL, cuya naturaleza jurídica es especial.