Ciudad de México, 20 de ene (EFE).- Latinoamérica está en el centro de una crisis energética, marcada por apagones de hasta veinte horas en algunos países, sequías extremas y redes eléctricas que muestran signos de obsolescencia que podrían disminuir con el uso diversificado de fuentes energéticas, según informes recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Agencia Internacional de Energía (IEA).
De acuerdo con Sergio Rodríguez, Chief Technology Officer de Solis, empresa que fabrica semiconductores de energías renovables y de inversores de cadena fotovoltaicos, esta situación es el resultado de una combinación de factores, incluyendo una creciente dependencia de fuentes hidroeléctricas, la falta de inversiones en infraestructura y los efectos del cambio climático.
Países como Ecuador, Chile, Cuba, Honduras y Guatemala están enfrentando interrupciones constantes del suministro eléctrico que amenazan tanto la vida cotidiana como las actividades industriales.
En el caso de Ecuador, por ejemplo, los cortes de energía han llegado a extenderse hasta 14 horas diarias debido a la disminución de la generación hidroeléctrica provocada por la sequía.
En Chile, tanto las zonas rurales como las urbanas con alta demanda sufren interrupciones recurrentes, mientras que Honduras y Guatemala enfrentan problemas similares, con apagones de hasta ocho horas en regiones rurales.
Además, este lunes Cuba sufrirá extensos apagones, que llegarán a afectar de forma simultánea a hasta el 52 % del país, la mayor tasa del año y uno de los mayores registros de los últimos, según el parte diario de la estatal Unión Eléctrica (UNE).
Aunado a esto, y pese a que México ha mostrado un crecimiento en la industria fotovoltaica en los últimos años, según Rodríguez, algunos cambios regulatorios podrían ralentizar su avance en 2025, limitando la expansión de energías renovables en un momento crítico.
Anticipándose a estos desafíos, Solis presentó la Serie SOLIS Solarator, una línea de inversores solares diseñados para operar en entornos con redes eléctricas inestables que ofrecen flexibilidad al integrarse con generadores diésel y paneles solares, brindando una solución sostenible y adaptable a las necesidades energéticas de la región.
Diversificación energética para la región
Latinoamérica posee una de las matrices energéticas más limpias del mundo, debido a su alta proporción de energías renovables, particularmente hidroeléctricas, así lo apunta la IEA.
Sin embargo, la dependencia de estas fuentes ha dejado a la región vulnerable ante las fluctuaciones climáticas, como las sequías extremas que afectan la generación eléctrica en países como Colombia y Brasil.
Asimismo, informes recientes de la Cepal advierten que, sin una diversificación energética, la estabilidad de las redes seguirá en riesgo, exacerbada por una creciente demanda que podría aumentar en más del 50 % para el año 2050.
La IEA también subraya que una mayor cooperación entre los países de la región podría optimizar el uso de los recursos renovables disponibles, reduciendo la presión sobre las redes y mejorando la resiliencia del sistema, pero los avances en esta dirección han sido limitados.
Soluciones para un futuro próximo
La transición hacia fuentes de energía más diversificadas es un componente esencial en la estrategia para superar esta crisis, por lo que iniciativas, como la Serie SOLIS Solarator, buscan mitigar los impactos inmediatos al ofrecer tecnologías híbridas que combinen paneles solares con generadores diésel, proporcionando estabilidad en condiciones adversas.
En esa misma línea, organismos internacionales como la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena, por sus siglas en inglés) han enfatizado la necesidad de incorporar energía solar y eólica en mayor proporción, promoviendo políticas públicas que faciliten la inversión en estas tecnologías.
Asimismo, el Banco Mundial señala que la región podría reducir significativamente su consumo energético mediante la implementación de sistemas más eficientes en edificios y el desarrollo de transporte público sostenible, lo que también contribuiría a disminuir las emisiones de carbono. EFE