Pero ¡qué casualidad! El alumbrado navideño de EPM se encenderá justo en el cumpleaños del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez. ¡Qué honor! Parece que la ciudad se ha convertido en un gran espectáculo para celebrar la fecha especial del mandatario. Pero no nos engañemos, esto no es más que una muestra de la falta de modestia y humildad que caracterizan a la administración actual.

Mientras otros municipios como Envigado, Antioquia ya encendieron su alumbrado navideño para empezar a dinamizar la economía, la capital antioqueña al parecer está esperando la vuelta al sol de Fico Gutiérrez para encender los tradicionales alumbrados.

La historia está llena de ejemplos de tiranos que utilizaban los recursos públicos para festejar sus cumpleaños de manera extravagante. En la antigua Roma, los emperadores como Nerón y Calígula eran conocidos por sus celebraciones opulentas, que incluían juegos, espectáculos y banquetes.

En la época de la colonia, los virreyes españoles en América también celebraban sus cumpleaños con gran pompa y circunstancia. En el Nuevo Reino de Granada, por ejemplo, se realizaban misas solemnes y se organizaban fiestas y celebraciones en honor del virrey

Es indignante ver cómo al parecer se aprovechan las oportunidades para autopromocionarse y hacerse notar. La coincidencia del encendido del alumbrado navideño con el cumpleaños del burgomaestre no es más que una muestra de la falta de transparencia y honestidad que caracterizan a esta administración.

La ciudad de Medellín se merece una gestión pública más ética y responsable. Se merece una administración que priorice el bien común y que al parecer, no se deje llevar por intereses personales.

Así que, en lugar de celebrar el cumpleaños con el encendido del alumbrado navideño, deberían estar trabajando para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de Medellín. Deberían estar trabajando para ser líderes que inspiren confianza y respeto, no uno que se aproveche de su posición para autopromocionarse.

Es indignante ver cómo la administración actual de Medellín sigue este patrón de comportamiento, utilizando los recursos públicos para celebrar el cumpleaños del burgomaestre de manera tan ostentosa. La ciudad de Medellín se merece mejor que esto. Se merece una administración que sea transparente, honesta y que trabaje para el bien común, no para el beneficio personal de sus miembros.