Con la experiencia ganada durante su primer mandato y protegido por un aura de invulnerabilidad tras sobrevivir a un intento de asesinato y a varios procesos judiciales en los últimos cuatro años, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado, durante los cien primeros días de su segunda y todavía más extrema era en el poder, una sucesión de golpes de efecto que han sacudido por igual a aliados internacionales, mercados y a los pilares de la Constitución norteamericana.
En poco más de tres meses, los líderes europeos se han visto obligados a afrontar una nueva realidad donde su histórica alianza con Estados Unidos está claramente en entredicho, tanto en el terreno de la seguridad como en el económico. Trump ha roto la baraja y ha iniciado conversaciones directas con Vladimir Putin para resolver la guerra en Ucrania, dejando en segundo plano a Kiev y a la Unión Europea. Ha reducido el conflicto en Oriente Próximo a una cuestión inmobiliaria con sus planes de convertir Gaza en un paraíso turístico, y ha desestabilizado el ya frágil equilibrio económico con China tras declarar una guerra arancelaria unilateral.
Estados Unidos, en conflicto interno
De puertas hacia adentro, el opositor Partido Demócrata, derrotado en ambas cámaras del Congreso y sin un líder visible, se ha convertido en un testigo incapacitado de otros dos conflictos internos a gran escala:
El enfrentamiento entre la Administración Trump y la judicatura, a raíz de la ola de órdenes ejecutivas firmadas por el presidente desde su regreso a la Casa Blanca, muchas de ellas disputadas en los tribunales, comenzando por las que marcan una nueva y más agresiva política migratoria.
La reducción o eliminación sistemática de agencias e instituciones, supervisadas ahora por uno de los grandes nombres que han protagonizado estos primeros cien días: Elon Musk, el hombre más rico del mundo.
EE.UU. y el mundo
El discurso pronunciado por el vicepresidente J.D. Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero anunció a Europa las líneas maestras de la nueva política exterior de Trump. Tras denunciar una «pérdida de valores», Vance avisó que con Trump había llegado un nuevo «sheriff» a la ciudad. Para entonces, Musk ya había declarado su respaldo al ultraderechista partido Alternativa para Alemania antes de las elecciones. Vance ignoró las críticas por injerencia electoral.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió que «el aliado que es Estados Unidos ha adoptado una nueva agenda». El 28 de ese mes, una insólita bronca a tres entre Trump, Vance y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en el Despacho Oval, certificó el desencuentro entre Kiev y Washington por la decisión estadounidense de abrir un canal directo con Putin para poner fin al conflicto.
Gaza e Irán: otras bombas diplomáticas
En febrero, apenas un mes tras asumir el cargo, Trump propuso un plan de paz para Gaza que contemplaba la expulsión forzada de dos millones de palestinos para convertir el enclave en una zona turística. La iniciativa fue condenada unánimemente por la región y calificada de «delirante» por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Un tercer frente diplomático se abrió con Irán. Aunque las tres rondas de conversaciones realizadas han comenzado con buen pie, el camino es largo. Teherán no olvida que fue Trump quien en 2018 abandonó unilateralmente el acuerdo nuclear firmado en 2015.
“América Primero”: Migración, tribunales y universidades
La animadversión de Trump hacia la judicatura ha escalado. «Lo que necesitamos son jueces valientes», dijo el domingo, tras describir como una «locura» la política migratoria de Joe Biden. Trump activó una arcaica ley del siglo XVIII para expulsar en caliente a migrantes acusados de pertenecer a organizaciones criminales, enviándolos a la supercárcel CECOT de El Salvador.
Ante denuncias por violaciones al debido proceso, el Tribunal Supremo de EE.UU., de mayoría conservadora, suspendió el procedimiento hace poco más de una semana.
Trump también ha prohibido el servicio militar a personas transgénero, suspendido subvenciones a universidades y congelado fondos a instituciones que calificó como «antisemitas de extrema izquierda».
Una economía al borde del abismo
El 2 de abril, en el llamado «Día de la Liberación», Trump lanzó una nueva estrategia de tarifas recíprocas, bajo el argumento de que Estados Unidos está siendo víctima de una estafa comercial, con China a la cabeza. Aunque Trump asegura que Pekín está dispuesto a negociar, el gigante asiático se ha mantenido firme, y las bolsas mundiales han reaccionado con gran volatilidad.
En medio de este clima, escándalos como la divulgación de información clasificada por parte de un periodista vinculado al Departamento de Defensa pasan casi desapercibidos. “Nada de eso importa. Es ruido”, declaró un funcionario de la Casa Blanca a Axios.
Según Marc Short, exjefe de gabinete del vicepresidente Mike Pence, Trump ha vuelto a su entorno ideal: un presidente que “prospera en el caos” y que ha hecho de ello su estilo de liderazgo.
Foto y noticia: Colprensa – Europapress