Piden explicaciones al Presidente del Concejo de Medellín, Sebastián López Valencia, por una investigación de Vorágine que ha sacado a la luz denuncias contra Juan David Mosquera, excoordinador de juventudes del Centro Democrático y actual contratista del Concejo de Medellín.

Según el reportaje, varios jóvenes del partido han señalado a Mosquera por presunto acoso sexual cuando ocupaba su cargo. A pesar de haber sido suspendido en 2021, Mosquera continuó vinculado a la política y ha seguido trabajando en el Concejo.

Las denuncias y el silencio institucional

Uno de los testimonios recogidos por Vorágine es el de Sergio, quien relató un episodio de acoso en la oficina de juventudes del partido en Medellín. «Me dijo: ‘Deme un beso y lo dejo ir’», afirmó Sergio, asegurando que logró escapar tras empujar a Mosquera. Además, describió cómo el acusado al parecer hacía insinuaciones sobre su físico y presuntamente le ofrecía ascensos dentro del partido a cambio de favores sexuales.

Otros jóvenes también denunciaron conductas similares. Uno de ellos relató a Vorágine que, durante un evento en Boyacá, Mosquera compartió habitación con él y se metió en su cama en ropa interior.

A pesar de la suspensión temporal de Mosquera en 2021, las investigaciones no avanzaron y la medida quedó en el aire. En 2023, tras una tutela, se le levantó la suspensión sin que se llegara a una conclusión definitiva sobre el proceso disciplinario en su contra. «El partido me dijo que el caso está archivado», declaró Mosquera a Vorágine.

El regreso a la política

Aunque el concejal Sebastián López Valencia aseguró en 2021 que Mosquera se apartó de su cargo como asesor para defenderse de las acusaciones, en realidad nunca dejó su puesto. La investigación de Vorágine reveló que Mosquera continuó trabajando en el Concejo de Medellín y ha seguido firmando contratos con la corporación hasta la actualidad.

El caso ha generado críticas sobre la falta de sanciones efectivas en casos de acoso dentro de la política. Según la exconcejala Dora Saldarriaga, este tipo de encubrimientos responden a lo que la teórica feminista Rita Segato llama «el pacto patriarcal»: «Aunque se enteren de las violencias, los hombres se protegen entre ellos y no se denuncian».

Sin justicia y sin carrera política

Sergio, una de las víctimas, nunca presentó una denuncia ante la Fiscalía, convencido de que «sería su palabra contra la mía». Lo que sí hizo fue renunciar al Centro Democrático y abandonar su carrera política, sintiendo que «no era un sitio seguro».

Casos como este reflejan un patrón dentro de la política colombiana: los acusados de acoso se apartan temporalmente, pero eventualmente regresan sin consecuencias. Como concluye Saldarriaga, «si hay una sanción y un proceso, puede haber una segunda oportunidad. Pero cuando cumpla la pena y cuando restablezca a las víctimas».

Hasta la fecha, Mosquera sigue vinculado al Concejo de Medellín y las víctimas continúan esperando justicia.

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