Madrid, 13 de enero (EFE) – La Unión Europea (UE) ha dado un paso importante en la diversificación de su programa de deuda soberana con la introducción de letras a 12 meses, emitidas a través de EU-Bills. Este cambio, implementado desde enero de 2025, amplía los plazos de vencimiento, que hasta ahora solo incluían 3 y 6 meses.
Frecuencia de las nuevas emisiones
A partir de este mes, las letras a un año se subastarán dos veces al mes, generalmente el primer y tercer miércoles. En la primera subasta del mes, se emitirán nuevas líneas a 6 y 12 meses, mientras que la segunda subasta permitirá captar las letras de la UE pendientes en el mercado. Este patrón regular busca incrementar la predictibilidad y atraer a más participantes del mercado.
Diversificación y atracción de inversores
La UE apuesta por ofrecer instrumentos financieros más atractivos, diversificando sus plazos y fomentando la participación de nuevos inversores, tanto particulares como profesionales. Según la Comisión Europea, estas emisiones son respaldadas por la alta calidad crediticia de la UE, lo que brinda seguridad y liquidez a los inversionistas.
Participación simplificada con Auriga Bonos
Auriga Bonos facilita el acceso al mercado primario de estas emisiones, permitiendo a los inversores participar en las subastas sin comisiones de suscripción. Además, ofrece acceso directo a subastas de otros países como España, Francia, Alemania, Bélgica e Italia, ampliando las oportunidades de inversión.
Ventajas de las letras de la UE
Entre los beneficios de estas emisiones destacan:
- Seguridad: Respaldo crediticio de la Unión Europea.
- Diversificación: Complementan las emisiones soberanas de otros países.
- Liquidez: Amplia capacidad para negociar en el mercado secundario.
Este programa, que comenzó en 2021, refuerza la posición de la UE como un emisor estable y confiable en el mercado de deuda soberana, fortaleciendo la liquidez de sus valores y asegurando una presencia constante en el mercado monetario.
Foto cortesía: Detalle de un billete de 50 euros en el Bundesbank en Fráncfort, Alemania. EFE/Boris Roessler