Diciembre de 2024 (EFE). Sudán enfrenta una de las mayores crisis humanitarias del mundo, con 10 millones de personas desplazadas dentro de su propio país debido al conflicto armado que estalló en abril de 2023. Esto representa más del 20 % de la población, que ha abandonado sus hogares para huir de la violencia y buscar refugio en zonas más seguras.
La mayoría de los desplazados enfrenta condiciones extremas, viviendo en campos de acogida o refugiándose con familiares. Sin embargo, la escasez de recursos, la inseguridad alimentaria y los brotes de enfermedades como el cólera agravan su situación.
Impacto del conflicto en la población civil
La guerra afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables:
- Mujeres y niñas enfrentan un aumento alarmante de la violencia de género.
- Millones de niños se ven privados de educación debido al cierre de escuelas en varios estados.
- La falta de acceso a agua potable, alimentos y atención médica pone en riesgo la vida de miles de personas.
Elena de Mingo, delegada de Cruz Roja en Sudán, destaca que la guerra, iniciada en la capital Jartum, ha paralizado la producción agrícola, lo que ha disparado la inflación y agravado la crisis alimentaria.
«Muchas personas ya están en situación de hambruna o en riesgo. Trabajamos para paliar las necesidades básicas como agua, alimentos y atención médica, pero la inseguridad dificulta el acceso a ciertas áreas», explica De Mingo.
El rol de las organizaciones humanitarias
Cruz Roja y la Media Luna Roja Sudanesa lideran esfuerzos en el terreno, proporcionando asistencia en:
- Distribución de alimentos y agua potable.
- Transferencias de efectivo para apoyar a las familias en mercados locales.
- Formación de voluntarios locales para identificar y reportar brotes de enfermedades.
Sin embargo, la labor humanitaria enfrenta enormes desafíos debido a la inseguridad y la falta de corredores humanitarios. Ester Ortiz, jefa de la delegación de Cruz Roja Española en Sudán, recalca la necesidad de abrir rutas seguras para llevar ayuda a los afectados.
«La mitad de la población sudanesa, más de 20 millones de personas, está en crisis alimentaria. Es fundamental que la comunidad internacional no mire hacia otro lado», advierte Ortiz.
Resiliencia y solidaridad en medio de la crisis
A pesar de las adversidades, la solidaridad de los sudaneses es un pilar esencial en la respuesta a la crisis. Las fuertes redes familiares y comunitarias han permitido que muchos desplazados encuentren refugio y apoyo.
Además, los voluntarios de la Media Luna Roja, muchos de ellos también desplazados, arriesgan sus vidas diariamente para asistir a sus comunidades.
Un llamado a la acción internacional
La situación en Sudán requiere atención urgente y cooperación internacional. Organizaciones como Cruz Roja trabajan incansablemente para mitigar el sufrimiento, pero la magnitud de la crisis exige mayores esfuerzos globales para garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan.
Foto Cortesía: En la imagen, descarga de materiales en Port Sudan. EFE/ Cedida Cruz Roja