El 31 de octubre en la noche las calles se llenan de brujas, superhéroes, heroínas, payasos que asustan, vampiros, fantasmas, monstruos o cualquier disfraz que la imaginación permita. Generalmente, el autor del disfraz seleccionado para el niño o niña es un adulto, quien condiciona el traje que su pequeño(a) va a utilizar. Aquí se les olvida que la fiesta es de los niños y no de los padres. También se les olvida a los adultos que esta celebración se debe llamar: “La Fiesta de los Niños”. No es Halloween, Noche de brujas y brujos o Noche de monstruos. Halloween es una celebración popular en Estados Unidos, con impacto en muchas culturas más allá del mundo anglosajón. Halloween es una versión abreviada de la frase All Hallows’ Eve o All Hallows’ Evening (“La Noche de Todos los Santos”, en español). Su origen se remonta a un antiguo festival pagano celebrado por los celtas hace 2.000 años llamado “Samhain”. El festival, que tenía lugar en el Reino Unido, Irlanda y el noroeste de Francia, se celebraba el 1 de noviembre para conmemorar el inicio del invierno y el fin de la cosecha. Los celtas creían que Samhain era una época en la que las almas de los muertos regresaban al mundo de los vivos para visitar sus hogares. La tradición de usar disfraces comenzó cuando los pobladores usaban máscaras para evitar ser reconocidos por los fantasmas que se creía que estaban presentes en su entorno.
Evidentemente, con estos argumentos, queda claro que no es una tradición nuestra. Por eso, los invitamos a hablar, a partir de hoy y siempre, de “El Día de los Niños”. Esta celebración del 31 de octubre no la podemos pasar por alto, no se puede ignorar. Desde días atrás se viene ambientando con diferentes motivos en centros comerciales, tiendas de barrio, vitrinas, colegios, escenarios de trabajo y hasta en los vehículos. ¿Quién no se ha encontrado por estos días una telaraña gigante, un Frankenstein, un Drácula o una bruja con su respectivo vehículo (escoba)?
Entonces, metámonos en la fiesta, pero con el único objetivo de cuidar a los protagonistas: los niños y niñas. Se estima que en la ciudad cerca del 75 % de las personas celebran esta fecha, especialmente familias con niños, mascotas y jóvenes.
Y aquí aparecen las cifras de los recursos que se invierten en esta celebración. Según Fenalco Bogotá-Cundinamarca, para el presupuesto del disfraz, el 44 % destina entre $100.000 y $200.000 para comprarlo; un 37 % menos de $100.000; un 9 %, más de $200.000; y un 10 % elaborará su propio disfraz o utilizará uno de años anteriores. “Si bien Halloween es una fecha pensada en los niños y eventos familiares, el 36 % recorrerá Centros Comerciales, y un 22 % saldrá a pedir dulces en su barrio junto a sus hijos, lo cual termina dinamizando la economía, siendo el pico más alto en la venta de dulces durante el año, tanto en Grandes Superficies como en tiendas”, explicó Juan Esteban Orrego, director de Fenalco Bogotá-Cundinamarca.
Pero ya metidos en el “Día de los Niños”, es bueno compartir que hay muchos planes imperdibles para celebrar. Pues al final de octubre, Bogotá se llena de actividades culturales y artísticas para disfrutar en familia y amigos. Algunos ofrecen ampliación de horarios, caminatas fantasmales, conciertos, exposiciones y talleres creativos. En general, la ciudad ofrece una gran variedad de eventos que combinan cultura, historia y diversión.
Como la fiesta es de ellos y ellas, compartimos estas recomendaciones, de la mano con la alcaldía de Bogotá, para cuidarlos en su celebración. Recuerden que la responsabilidad es de los adultos. (Cualquier emergencia llamar al 123)
Recomendaciones en salud para celebrar el Día de los Niños en Bogotá
- Comprar dulces en lugares de confianza: La Secretaría de Salud recomienda adquirir dulces en sitios de confianza o reconocidos, es decir, en lugares donde los productos no presenten signos de adulteración, que los empaques sean originales y que contengan el número de registro sanitario y la fecha de vencimiento, en especial de los chocolates.
- Mantener las medidas de autocuidado: Se sugiere tener el esquema de vacunación contra COVID-19 y otras enfermedades respiratorias, así como evitar los cambios bruscos de temperatura, usar disfraces abrigados y proteger nariz y boca, especialmente en temporada de lluvias en Bogotá. [Haz clic aquí y consulta los puntos diarios habilitados].
- Revisa la calidad del maquillaje: Antes de aplicar pinturas faciales o cualquier tipo de maquillaje en el rostro o cuerpo, es mejor comprarlos en lugares confiables y revisar en la lista de componentes que no contenga elementos tóxicos que puedan generar alergias, y que en lo posible sea lavable con agua. El olor, consistencia de la pintura y fecha de vencimiento son también características clave para determinar si el maquillaje está en buen estado. Si el olor es fuerte, demasiado dulce o la consistencia rara, se debe desechar de inmediato.
- Evita accesorios que puedan causar daño: A la hora de elegir el disfraz, tanto para adultos como para niñas y niños, es importante que los materiales o telas no generen riesgo de combustión. La Secretaría de Salud indica evitar el uso de máscaras que dificulten la respiración o generen sensación de asfixia. En cuanto a los accesorios, se recomienda evitar aquellos que sean cortopunzantes y reemplazarlos por aquellos que sean de materiales flexibles para evitar accidentes.
- Ojo con los lentes de contacto: El sector salud advierte que, si estos no han sido formulados por el médico, deben usarse con precaución ya que pueden generar irritación, dolor ocular e infección. Por eso, se recomienda colocarlos antes del maquillaje, con el rostro limpio, y lavarse con agua y jabón las manos antes de manipularlos. La Secretaría de Salud indica que las ópticas con consultorio son los únicos establecimientos autorizados para vender y adaptar lentes de contacto en Bogotá.
- Evita la intoxicación por alimentos: La Secretaría de Salud recomienda que los dulces tengan el debido registro sanitario, fechas de vencimiento y verificar olor, sabor y apariencia. Si algo parece sospechoso, es mejor desecharlo de inmediato.
No olviden que cualquier emergencia debe ser reportada al 123. ¡Cuidemos a nuestros niños!
Por: Norberto Patarroyo