La reciente declaración del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, sobre la «guerra» contra los habitantes de calle, es un grave error que refleja la falta de comprensión y empatía hacia una de las poblaciones más vulnerables de la ciudad.

Antes de seguir, queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo a las víctimas de actos delincuenciales cometidos por algunos habitantes de calle. Sabemos que sus experiencias son dolorosas y merecen justicia. Sin embargo, no podemos permitir que esto nos lleven a estigmatizar y condenar a toda una población que precisa ayuda y comprensión.

En lugar de abordar las causas profundas de la pobreza y la exclusión, el alcalde opta por la estigmatización y la represión. Esto no solo es inhumano, sino que también es ineficaz para resolver el problema.

La realidad es que todos los habitantes de calle no son delincuentes, sino seres humanos que merecen respeto y dignidad. La administración municipal debe priorizar la ayuda y el apoyo, no la represión y la estigmatización.

La hipocresía del alcalde es evidente. Mientras declara la guerra a los habitantes de calle, la ciudad sigue siendo un foco de explotación sexual infantil, combos delincuenciales y violencia, criminalidad organizada y narcotráfico, y proxenetas y mafiosas que explotan a los más vulnerables.

¿Por qué no se actúa contra estos verdaderos delincuentes? ¿Por qué no se protege a las víctimas de la explotación y la violencia? En lugar de eso, se debería luchar contra la prostitución en la ciudad, desmantelar los combos delincuenciales, erradicar la criminalidad organizada y castigar a los proxenetas y mafiosas que explotan a los más débiles.

La ciudadanía exige transparencia en la política social y acciones concretas para abordar la pobreza y proteger los derechos humanos. Es hora de trabajar juntos para construir una sociedad más justa y equitativa.

Es importante que la comunidad se una para exigir cambios reales y no solo medidas superficiales. Debemos apoyar a las organizaciones sociales que trabajan con habitantes de calle, promover la educación y la conciencia sobre el tema y demandar transparencia y rendición de cuentas en la política social.

No más estigmatización. No más violencia. Es hora de actuar con justicia y compasión.

Editorial Nación Paisa