Un reciente estudio dio a conocer la percepción que tienen los colombianos acerca de la biodiversidad de su país y la manera como esta se relaciona con otros aspectos ambientales, como la crisis climática, la
contaminación y la escasez de alimentos.
Este permite generar una línea base que permita evaluar la apropiación y voluntad de los colombianos para proteger la biodiversidad a través del tiempo y construir un insumo que sirva como herramienta de política pública, con medidas orientadas a frenar la pérdida de biodiversidad, meta principal del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, suscrito por Colombia y otros 195 países, y cuya primera evaluación se hará durante la COP16 (Cali, Colombia, octubre de 2024).
Este indica que para detener la pérdida de la biodiversidad y el aumento de la temperatura global, las personas están dispuestas a realizar las siguientes acciones: uso eficiente de los recursos naturales que tiene a su disposición, específicamente agua y energía eléctrica; utilizar transporte público; reciclar; y participar en actividades de voluntariado.
Frente al riesgo para la biodiversidad que supone el cambio climático, el rol del sector privado debe ser ahorrar recursos energéticos, realizar actividades de responsabilidad social empresarial (RSE) y generar incentivos.
El 43% de las personas considera que la biodiversidad es importante para garantizar la supervivencia de la especie humana y mantener el equilibrio de los ecosistemas. Además, el 71% de los encuestados está dispuesto a hacer cambios para combatir la pérdida de biodiversidad en Colombia.
Sin embargo, solo el 46% dijo estar preocupado por los recursos naturales y el 58% reconoce la gran riqueza en variedad de flora y fauna. Un 49% exalta que cuenta con diversos ecosistemas y paisajes naturales.
La escasez de agua y la disminución de los recursos naturales son algunos factores que preocupan más a los colombianos, siendo la tala de bosques para la ganadería y los cultivos una de las principales razones de preocupación, junto a la contaminación de fuentes de agua y el uso excesivo de plásticos.
El 48% considera absolutamente grave el cambio climático y un 45% más lo considera grave, el «cambio climático» es un fenómeno que afecta de manera significativa a la biodiversidad, alterando patrones climáticos y provocando cambios extremos, que a su vez impactan la supervivencia de diversas especies y la estabilidad de los ecosistemas.
El «cambio climático» afecta a las actividades agrícolas, la economía y la salud. Debido a la falta de previsibilidad en los patrones climáticos, se evidencian alteraciones en la producción y encarecimiento de los alimentos. Al mismo tiempo, en las ciudades, se imponen políticas de racionamiento energético y se pone de relieve la pérdida de espacios “verdes”.
El 56% de los colombianos está dispuesto a reducir el uso de plásticos, mientras que solo un 39% busca comprometerse con el uso eficiente de los recursos naturales. No desperdiciar alimentos es otra manera de ayudar al medio ambiente, pero solo el 33% dijo estar dispuesto a hacerlo.
Los medios de comunicación en Colombia tienen el potencial de ser una herramienta poderosa para concienciar y educar a la población sobre la biodiversidad y el cambio climático. No obstante, el rol es limitado por la carencia de objetividad e imparcialidad en el abordaje de los temas. En esa dirección, se hace necesario complementar la información que se recibe con fuentes alternativas, específicamente académicas y redes sociales.
Los actores clave en la protección de la biodiversidad y la lucha del cambio climático a nivel nacional son el Estado, a través de leyes, pedagogía, políticas públicas y regulaciones; la Academia, por medio de actividades de educación e investigación científica y tecnológica; y organizaciones internacionales, como WWF, a través de programas de conservación.
Hay escepticismo sobre la efectividad de tratados o acuerdos internacionales para combatir el calentamiento global y evitar la pérdida de biodiversidad, debido a la falta de compromisos y acciones por parte de las potencias mundiales. A su vez, en Colombia, se reconoce la presencia de algunos de ellos y de otros, como el “Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe”, conocido como “Acuerdo de Escazú”. Pero, su aplicabilidad y cumplimiento son percibidos como inefectivos, debido a la influencia de intereses económicos y políticos.
El estudio también señala que la Amazonía está en riesgo debido a la deforestación, la minería ilegal, los monocultivos y la parcelación de haciendas ganaderas, entre otros. Se evidencia una falta de gestión y política pública y brindar una mayor información a los ciudadanos.
El liderazgo de los jóvenes es fundamental para impulsar la transformación cultural que priorice la protección del ambiente. Se manifiesta en la adopción de prácticas ambientalmente sostenibles, la influencia que ejercen a través de las redes sociales y en la participación activa en movimientos ambientales. Aún cuando algunos jóvenes son percibidos como individualistas, se reconoce la capacidad para concienciar a otros grupos poblacionales, movilizar y presionar por cambios significativos en los planos político y social.
Actualmente se les enseña a los jóvenes a pensar solo en consumir y no son conscientes de los temas ambientales. Aunque muchos jóvenes están comprometidos, también se reconoció que hay un segmento que muestra apatía hacia los temas ambientales.
El cambio climático impacta directamente en la producción de alimentos. A su vez, incide en el abastecimiento y costos de los mismos.
En aras de evitar el desperdicio de alimentos, se hace importante adquirir (comprar) solo lo necesario. De igual manera, el Estado colombiano debe regular, por medio de políticas públicas, el mercado procurando precios justos para los productores.
Aún cuando hay regulaciones acerca de los plásticos de un solo uso, persiste la preocupación sobre la continuidad de su uso. Además, se reconoce la dificultad para implementar cambios, debido a la resistencia de sectores y a la ausencia de alternativas accesibles. Se considera al «cartón» y al «papel» como sustitutos.
Frente a los impactos del plástico en la naturaleza, se debe generar mayor conciencia y pedagogía, particularmente para reducir su uso. Con la nueva ley que elimina los plásticos se generan prácticas sostenibles que ayudan al cuidado del medioambiente.