Sevilla, 9 jul (EFE).- Si existe un grupo musical que suena a Reino Unido, que al escucharlo la mente se traslade a un rincón del césped de Hyde Park o la playa de Bournemouth, este grupo es Keane, una banda de las de siempre, de escuchar sentado o de pie, al gusto del consumidor, pero de escuchar.
La poderosa y todavía juvenil voz de Tom Chaplin, con 45 vueltas ya al sol, se ha plantado en el Icónica SantaLucía Sevilla Fest, en la primera actuación de su historia en la capital del sur español. “Es la primera vez en Sevilla, os pido que nos acompañéis, que aplaudáis, y os lo agradecemos de corazón”.
Ha sido el saludo de Chaplin a un público que ha coreado todas las canciones de una banda que en 2025 cumplirá 30 años, y que tiene muchos rasgos identitarios, como la fuerza que le imprime al directo el piano de Tim Rice-Oxley, alma de sus canciones, con Richard Hughes en la batería y Jesse Quin en el bajo. Son solo cuatro en el escenario. Son cuatro, nada más y nada menos.
Con esa cara de actor secundario de ‘Love Actually’ y un español voluntarioso para hablar con la gente, Thomas Oliver Chaplin ha ido dejando sobre el escenario una veintena de canciones creadas para asentar más aún el estilo de Keane, y se ha ganado al público de “Andalusía” hablando del calor, de la siesta, de la gente, de cómo aplauden.
Canciones de Keane con mensajes universales
La música de Keane, sus letras, no se mete en jaleos semánticos a la hora de componer. Llega a su destino final con mensajes universales como el amor, pero el amor con sonido inglés, como en ‘Silenced by the Night’, una canción sobre la espera del regreso de una pareja: “Cierro los ojos, te veo a ti y a mí conduciendo. Si yo soy un río, tú eres el océano”. Así es Keane.
El grupo cumple con la condición indispensable que debe tener una formación para triunfar en directo. Se toma la actuación como un contacto directo con las personas, y no los trata como espectadores de un videoclip a los que han citado para ver una coreografía ensayada previamente y soltada durante una hora y media para luego pasar por caja y volar a otra ciudad.
Tom Chaplin se fija en los mensajes de la gente de la primera fila, pide a los que están en los palcos que bajen a bailar a la pista, hace eso que se llama “interactuar”, lo que muchas veces se agradece tanto o más que la calidad de quien canta. La locura llega con ‘Everybody’s Changing’, uno de sus buques insignia, con despedida con “olés” del respetable y con un sonoro “grasias” del vocalista.
Un monstruo vino a cantar
La relación de Keane con España no es nueva, aunque sea la primera vez que se dejan ver en Sevilla. Entre sus fans más conocidos se encuentra el director de cine Juan Antonio Bayona, que incluyó su tema ‘Tear up this town’ en la banda sonora de ‘Un monstruo viene a verme’.
Bayona ya los conocía, porque había trabajado con ellos en el videoclip de la canción ‘Disconnected’. No estaba en el guion que los cuatro escuchasen palmas por sevillanas, algo que “en Inglaterra no pasa”. Estaban en Sevilla y en su Plaza de España. Son cosas que pasan.
Y casi sin tiempo para guardar los aplausos en la maleta, el grupo tendrá que coger la A-92, porque llega a Marbella y a Madrid, para tomarse después unos días de descanso y presentarse en agosto en Edimburgo, Glastonbury, o Bonn, entre otras chinchetas a marcar en el mapa en un año intenso previo a soplar sus primeras 30 velas.
Visto lo visto hoy en Sevilla, Tom, Tim, Richard y Jesse son patrimonio inglés de la humanidad, como el 10 de Downing Street, el cambio de guardia en Buckingham o el pie derecho de David Beckham. Larga vida a Keane. Que lo que la música ha unido, el Brexit no lo separe. EFE