Lima, 27 de junio (EFE).- La participación del sector de las telecomunicaciones en Perú pasó de suponer el 1,6 % en 1994, cuando Telefónica entró al mercado del país andino, al 5,1 % en 2023, lo que lo convirtió en un motor de desarrollo para los negocios, la educación y el empleo.
Así lo recoge un informe elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), que también muestra que el sector de las telecomunicaciones «es uno de los más productivos», puesto que se estima que «el PIB por trabajador del sector fue once veces superior al del resto de sectores de la economía durante el 2023».
También se refiere a que quienes trabajan en telecomunicaciones tienen unos ingresos un 78 % superiores a los niveles promedio del resto del sector servicios.
Al cálculo sobre el impacto que tiene el sector en el PIB, hay que sumar todo el «aporte transversal» sobre otros ámbitos de la economía que han podido desarrollarse gracias al efecto de las telecomunicaciones, según destacó a EFE el gerente general del IPE, Carlos Gallardo.
Entre esos ámbitos, citó «cómo está cambiando la forma de hacer negocios para las mipymes, para las plataformas digitales de reparto o los taxis por aplicativos».
Además de esos sectores de la economía visibles para los ciudadanos en su vida cotidiana, Gallardo también hizo hincapié en el impacto que tiene «para industrias tan importantes como la minería», que supone cerca del 10 % del PIB peruano, o las «aplicaciones para el agro».
Una legislación que permitió el despegue
Este despegue comenzó en 1990, cuando Perú derogó la ley que había prohibido la participación del sector privado y establecía un monopolio estatal de las telecomunicaciones.
Gracias a la modificación regulatoria, Telefónica accedió en 1994 al mercado peruano tras una inversión de 2.002 millones de dólares, lo que supuso un giro copernicano para el país.
En ese año, según los datos compartidos por el IPE, el tiempo promedio para conseguir una línea telefónica era de 3.540 días, frente a los solo 16 que eran necesarios en 1998.
La cuota de conexión pasó de 1.500 dólares en 1993, a 170 en 1998, y los trabajadores del sector pasaron de 13.000 en 1993, a 34.000 en 1998. Además, en 1994, solo tres de cada 100 hogares tenían una línea telefónica.
«Antes de 1990, teníamos un estado empresario (…) Eso cambia a partir de los 90 con el ingreso de Telefónica (…) que permitió la masificación del uso de distintas tecnologías», comentó Gallardo durante la presentación del informe.
El estudio también muestra que el sector ha generado 45.065 millones de soles (unos 11.800 millones de dólares) en recaudación impositiva para el Estado.
En los últimos 22 años, también ha ejecutado proyectos de inversión privada por casi 20.000 millones de dólares.
Por su parte, la presidenta ejecutiva de Telefónica del Perú, Elena Maestre, recordó que en estos 30 años de presencia de la compañía en Perú, solo cuatro años después de su llegada, ya había instalado un millón de líneas, un esfuerzo en pro de la conectividad que no se ha frenado hasta hoy.
El futuro
Para mirar al futuro, Gallardo recordó que la evolución en los últimos 30 años, «no ha sido fortuita, hubo mucha inversión de tiempo de los hacedores de política, de reguladores, pero también de las empresas que han ido invirtiendo en el camino en montos importantes para poder desarrollar esta tecnología».
Aseguró que el futuro del sector no se puede dejar al azar y que requiere determinar una serie de reformas, entre las que destacó «terminar de avanzar en la cobertura» y «hacer un balance entre calidad y cobertura», para continuar «en la asignación de las bandas del espectro».
También pidió «avanzar en el fortalecimiento del organismo regulador» siguiendo las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que debe incluir una reevaluación de sus funciones y facultades.