La liquidez en el mercado monetario resulta fundamental para que las entidades financieras desempeñen su labor de intermediación, garantizando así un flujo constante de crédito dirigido a empresas y hogares.
En su más reciente columna en La República, el presidente de Asobancaria, Jonathan Malagón, resaltó que «las entidades del sector han comenzado a observar con cierta preocupación que, durante las últimas semanas, se ha evidenciado una presión sobre la liquidez estructural de la economía».
Según el líder gremial, esta situación estaría siendo generada por factores como el significativo monto de recursos que se encuentra en los Depósitos del Tesoro Nacional que se ha visto explicado tanto por el pago de impuestos de los grandes contribuyentes como por los bajos niveles de ejecución del Presupuesto General de la Nación, el cumplimiento regulatorio del Coeficiente de Fondeo Estable Neto (Cfen), que ha generado un aumento inusual del diferencial entre las tasas de captación y la Tasa de Política Monetaria (TPM) y un alto número de vencimientos de Certificados de Depósito a Término (CDT).
“Ante esto, y con el fin de preservar la liquidez en el sistema y evitar desviaciones significativas del Indicador Bancario de Referencia (IBR) overnight respecto a la Tasa de Política Monetaria (TPM), el Banco de la República (BR) realizó, de forma acertada, compras de TES en junio por cerca de $1,7 billones, además de mejorar las condiciones de liquidez transitoria por medio de los cupos de las Operaciones de Mercado Abierto (OMAs) a uno, siete, 14 y 30 días. No obstante, el mercado sigue evidenciando presiones que pueden trasladarse al costo del fondeo y, posteriormente, al del crédito. En este escenario, el proceso que ha estado gestándose en los bancos de anticipar la reducción de tasas empieza a encontrar límites dados los rebrotes en las tasas de captación”, destacó Malagón.
En vista de esta situación, el presidente de Asobancaria indicó que el sector está proponiendo medidas adicionales al Banco de la República, con el fin de aliviar la presión de liquidez y estimular el otorgamiento de crédito a los sectores que lo necesiten, en un contexto caracterizado por un menor ritmo de actividad económica.
Entre estas medidas, que principalmente buscan aumentar la liquidez estructural, se incluyen: la creación de cupos de OMAs con un plazo de 90 días o incluso plazos más prolongados con la posibilidad de prepago, la realización de compras de forwards y la revisión del esquema de participación de jugadores en el mercado primario de CDT, permitiendo, por ejemplo, la entrada de inversionistas extranjeros.
Agregó que esto podría complementarse con una revisión de algunos de los ponderadores del cálculo del Cfen. En el caso de los CDTs, sería conveniente determinar que estos se asemejen a los de los bonos, teniendo en cuenta que ambos son productos sin riesgo de opcionalidad. Además, existen algunas particularidades locales de los CDTs, como que en las negociaciones de estos títulos en el mercado existen distorsiones entre la tasa de interés de corto y largo plazo, y un número reducido de jugadores en la parte larga de la curva.
“El sector financiero se encuentra comprometido en mantener la irrigación de crédito a la economía y acompañar al Gobierno en su propósito de apoyar la economía popular. Aliviar las presiones de liquidez es fundamental para estos propósitos, y las medidas propuestas van en esa dirección», concluyó Malagón.